martes, 25 de marzo de 2008

Dias de lluvia y L.E a mi lado.


Ya han pasado esos tiempos de sonarse los mocos con la mochila. ¿No te parece, Javier?.
-Lo que es a mi, el pasado no me abandona, Pancho. Esta prendido de mi como un cancer.

La cancerosa memoria.
Mi memoria esta muerta, esta rota por un cancer impalpable, remoto.
Cada vez que intento volver el esqueleto a la vida, este pone gesto de negacion inerte, y claro, es consecuente con su apacible preferencia al ciclo fantasioso, al ciclo complaciente. De otra era, de otros lugares, de otros cantos...

Las voluptuosidades fantasmagoricas componen el cancer de mi memoria; ovillos neurofibrilares destruyen al yo, al tu, a el, a ella, a nosotros, a vosotros, a ellos. De todos estos pimpollos solo quedan sombras vociferantes con poca capacidad vocal. Hablan tan bajito que casi no siento sus golpes, sus llamados, sus constantes risas.

El cancer, que es de un andar muy electronico, tiñe los recuerdo con sus tacos a cada paso de floreado. Anestesiandolos, confiandoles un caracter irrevocable.
Y yo, tan solo puedo escuchar murmullos si frunzo adecuadamente el ceño.

Pero aunque no recuerde como antaño, nunca pondria en duda la autentica belleza parda de tales instrumentos mnemicos, que inunda a mi confuso corazon de numericos miedos.