
Cuando los hombres habitan sus casas, estas adquieren vida propia; separada ya de los mismos.
Y, sin necesidad del humano, el objeto sentado esta.
Observando....
Almas anodinas, descoloridas.
Esperando... impasible.
Se confabula con la atmosfera,
A solas
Tuerce el cilindro, ejecuta el color,
Disumula inerte, por incalculables tiempos.
Y finalmente, cuando los incautos reales duermen,
Amarillos dias aplastan la atmosfera
Ahogan la vida, pisotea reverberante los craneos.
El absurdo invasor llega, y junto con el los nexos de antaño.